Skinner
realizo un experimento con ratas albinas para que las mismas aprendieran a
oprimir una palanca para obtener comida. Este experimento era para demostrar
que una respuesta la sigue un resultado determinado es más probable que se
repita en el futuro. Este experimento consistía en:
“… una
rata privada de alimento era introducida a la caja por el extremo opuesto a
donde se encuentra el dispositivo de la palanca y el comedero. La conducta más
común que presenta el animal es husmear todo el lugar de tal manera que esta
conducta la llevaba a acercarse al comedero y, por azar, oprimía la palanca y
caía la porción de alimento que la rata tomaba, así terminaba el primer ensayo
y se retiraba el animal. Al empezar otro ensayo se colocaba nuevamente a la
rata en el extremo opuesto de la caja y se esperaba hasta que ejecutara la
respuesta deseada. Esta operación se repitió una y otra vez, hasta que la rata
aprendió a oprimir la palanca para obtener comida. Se logro un condicionamiento
operante. Llamado así porque la conducta de oprimir la palanca “opera” sobre el
ambiente. En este experimento, Skinner tenía control del medio, del animal y de
las consecuencias de su comportamiento, y pudo establecer algunos de los
principios del aprendizaje.” (García, 2014, p.80)
Las
teorías de la conducta dicen que “el aprendizaje es un cambio en la tasa, la
frecuencia de aparición o la forma de comportamiento (respuesta), sobre todo
como función de cambios ambientales.” (Schunk, 2012). Este aprendizaje es
consecuencia de los estímulos y las respuestas de las que se hablan en el
condicionamiento operante y que por lo tanto este aprendizaje es más factible
de repetirse con los refuerzos positivos y por el contrario de detenerse con
refuerzos negativos.
Entonces
es así como se utilizan estos conocimientos para la obtención nuevo aprendizaje
o la eliminación de conductas “el reforzamiento positivo y el negativo producen
el mismo efecto: aumentan la probabilidad de que la respuesta se repita en el
futuro en la presencia del estímulo.” (Schunk, 2012), estímulos se utilizan
para que una conducta se repita o deje de darse, mientras que los reforzadores
potencian la respuesta y que esta pueda mantenerse en el tiempo.
Los
teóricos de esta corriente sostienen como explicación al proceso de aprendizaje
que este “no necesita incluir pensamientos y sentimientos, no porque esos
estados internos no existan (puesto que en efecto no existen), sino porque tal
explicación se encuentra en el medio y en la historia de cada quien” (Schunk,
2012)